Vallirana 47 es un edificio entre medianeras, de 1923, anónimo y discreto.
Tenía una distribución convencional de estancias pequeñas, poco alterada, e interiores originales todavía en la mayor parte de las viviendas.
La obra consiste en la reforma interior de 5 viviendas, así como de los espacios comunes.
La reforma persigue la hibridación entre lo nuevo y lo viejo.
Trata la identidad del edificio de manera a la vez continuista y disruptiva, con una actitud respetuosa y a la vez lúdica. El nuevo orden espacial se superpone de forma expresiva al existente, mediante la fricción y el desplazamiento.
Pavimentos y techos contienen el orden y jerarquía de espacios original, mientras que los tabiques expresa la transformación. Muchos materiales y elementos del propio edificio se reciclaron, manteniendo una cierta continuidad ambiental.
Las nuevas aportaciones materiales se hibridan con lo preexistente en el detalle y el ornamento, desde los aspectos más táctiles a los más abstractos: azulejos esmaltados, aplicación de patrones gráficos extraídos de rejas del edificio, papeles de pared, etc...
En esta aproximación sensorial se incorporó también la estratificación de calidades que caracteriza los edificios de viviendas de aquella época, concretamente en el detalle de algunos revestimientos y elementos. En definitiva, construimos una densidad de capas de percepción e información en los interiores, que aporta complejidad y vibración, y a la vez genera un confort visual deliberadamente alejado de las superficies lisas y anónimas, para que los futuros inquilinos se sientan como en casa desde el primer día.
Colaboradores: Alex Etxeberria, Quim Olea, Lorenz Kraut, Pol Bosch, Veronika Halo.
Arquitecto técnico: Gerard Codina (Annex Arquitectura Tècnica).
Otros técnicos: Estructura: Eskubi-Turró Arquitectes. Instalaciones: Quadrifoli. Gestión integral de obra: Gerard Codina (Annex Arquitectura Tècnica).
Contratista: Metric Integra