La Cooperativa se asienta en un polígono residencial surgido en los años 90 en el entorno de la Ermita de Santa Marta, junto al Monte de Conxo.

En la ordenación propuesta por el planeamiento, las edificaciones se desarrollan en bloques abiertos en forma de U abrazando patios interiores de uso privado.

Respetando esta configuración, se plantea, al igual que las manzanas del tejido residencial compostelano, una edificación sobria y compacta, donde la fachada se organiza a través de una retícula homogénea de huecos en toda su superficie.

A partir de ese ritmo constante, se reconoce la distribución interior de cada una de las viviendas, mediante pantallas de granito silvestre que se insertan en cada uno de los huecos, dejando el resto de su superficie totalmente acristalada.

La edificación se conforma así hasta la cubierta donde rompe su regularidad para abrirse a las posibilidades que le proporcionan la altura y las vistas.

Es aquí donde se crean una serie de espacios-jardín vinculados a las viviendas dúplex, creando un conjunto de imagen laberíntica en su coronación, habitual en el tejido histórico, aunque aquí condicionado por el volumen máximo permitido.

La planta baja se desarrolla como espacio de uso y disfrute del conjunto de usuarios del edificio.

Un soportal que a través del jardín comunitario conduce hacia las plantas altas.

Un solárium, una zona de juegos infantiles y una piscina complementados por un espacio cerrado destinado a estar y cocina comunitaria.