Un pequeño edificio para una pequeña comunidad de vecinos en la aldea de Cornido (Carnota).
Personas mayores y unas pocas familias disfrutan de un lugar privilegiado por su posición en el paisaje, pero en el que no hay comercio, iglesia ni servicios.
Ya nadie trabaja allí y necesitan un lugar dónde reunirse que asuma el rol de espacio que los identifique.
Reunión de vecinos, clases, ocio y fiesta.
Hacer lo mínimo, sin mucha extensión ni impacto.
Se escoge la parte con más pendiente de un terreno intermedio que es, a su vez, la mejor orientada.
Sur y ría.
Aunque vuela y no toca el suelo, el edifico es tan alto como el talud, de manera que mantiene una doble accesibilidad: inferior, desde el camino tradicional, y superior, desde el aparcamiento.
A pesar de su planta cuadrada y su cubierta plana (cubo), se introducen en él ciertas decisiones que lo hacen más complejo y definen por partes.
Un “asa”, la escalera, lo ancla al talud.
Y un mueble de servicio, con la entrada, aseo, cocina y almacén, hace de fondo y pared contra el terreno.
La ventana horizontal, enfrente, única pieza que mira.
También mesa y asiento.
La cubierta, terraza-jardín con rehundido para estar, pequeña plaza a la que se accede con una suave rampa.
Abajo, el prado llega hasta la sala principal.
Apertura y acceso al campo.
Como un hórreo más, aparece en el perfil de la aldea.
Pero también, como espacio público, sirve de base y superficie.
Colaboradores: Elena Junquera Alicia Balbás Míriam Núñez Isabel Francos (Instalaciones) Félix Suárez (Estructura).
Arquitecto técnico: Juan Leis.
Contratista: Mecano