El proyecto se ubica en el interior del recinto perimetral del Colegio Bienaventurada Virgen María las Irlandesas, obra de los hermanos Barquín y Barón, de 1964.
Se trataba de construir una escuela infantil, así como dar solución a algunas patologías en aulas prexistentes, que formarían parte de todo el conjunto.
El programa funcional se detalla en base a aulas de nueva construcción junto a un patio de juegos, y a un patio de invierno (para solventar la climatología, permitiendo el desarrollo de otras actividades).
Por último, éste programa se completa con una pequeña reforma y saneamiento de tres aulas prexistentes.
Plantemos un organismo de aulas y espacios, a modo de racimo, que conecte con las tres aulas originarias de la escuela infantil.
Todo este conjunto se ordena alrededor de un gran eucalipto prexistente, que formaba parte de la identidad de los espacios libres de este colegio.
1. El sentido de comunidad, para la que se plantea este pequeño “asentamiento urbano”. 2. La disolución del aula, y su integración en el espacio de juegos al aire libre, creando umbráculos y áreas de protección para que la docencia tenga diferentes espacios en el que desarrollar tanto la formación individual del niño, como el sentido de complicidad y colaboración con los demás.
3. Un gran patio-aula de invierno, sin límites, genera una gran cubierta que abraza todo el conjunto.
Este “gran abrazo”, formalmente queda orientado a Sur, constituyendo así un gran umbráculo en verano, y un gran paraguas en invierno.
Esta gran cubierta, al mismo tiempo que arropa todas las aulas, permite la identidad de cada una de ellas, modificando el trazado y la geometría de la misma.
Colaboradores: María de Lara Ruíz, Manuel Jesús Píriz Gil, Angel Luis León Rodríguez
Arquitecto técnico: Francisco Sánchez Caballero.
Otros técnicos: Cálculo de Estructuras: Miguel Hernández Valencia. Cálculo de Instalaciones: Ángel Luis León Rodríguez.
Contratista: SERROT S.A.