El tejido urbano del centro de Córdoba se compone de manzanas densas caladas por infinidad de patios que confieren a este lugar el carácter de un espacio nunca del todo conocido.
Este territorio de luces y sombras queda articulado por toda la colección de espacios intermedios que nutren el acervo arquitectónico meridional.
En este contexto hemos de proyectar la ampliación de unas oficinas situadas en una vivienda de tres plantas con la incorporación de tres nuevos locales, dos en planta baja y uno en la planta superior.
Creemos que el proyecto debe suceder sin que apenas percibamos el tránsito entre el ámbito original y el nuevo, garantizando así la cohesión final del espacio de trabajo resultante.
Planteamos la intervención definiendo un espacio continuo que va serpenteando por el interior de la manzana, atravesando patios, internándose en la densidad edificada y ahuecándose cuando es preciso.
Los cuerpos emergentes construidos con acero galvanizado y los techos de madera intercalados en la estructura original de hormigón procuran la continuidad deseada.
La intervención procura potenciar los conceptos de transparencia, secuencia y gradiente propios de las articulaciones tradicionales de los centros extensos y abigarrados de las ciudades históricas del sur, sin perder de vista la voluntad de coser los espacios disponibles para la ampliación.
El espacio en forma de aire y luz penetra así en la masa edificada, como una materia continua que pertenece a toda la ciudad y queda domesticada en el interior de la manzana.
Colaboradores: Elena González Gracia y Rosa Gallardo Parralo, Arquitectas.
Arquitecto técnico: Cristóbal Galocha y José Luis Luque, Aparejadores.
Otros técnicos: Miguel Sibón y Alejandro Cabanas, Ingeniería de instalaciones.
Contratista: Construcciones Antonio Luque Fernández SA