Situado unos 50km al norte de Barcelona, el Camí de Cabrianes une las poblaciones de Sallent y Cabrianes travesando un ecosistema diverso formado por bosques de ribera, humedales, cultivos autogestionados, patrimonio industrial, etc. El desarrollo urbanístico de las últimas décadas transformó el camino en una carretera con prioridad para el tráfico pesado, con estrechas aceras de loseta.

Una balaustrada de hormigón sobredimensionada protege el desnivel entre la carretera y el cauce del río, de muy difícil acceso pues no existen escaleras ni rampas de conexión entre ambos niveles. La primera fase de proyecto, con una longitud de 550m, desarrollada entre 2017 y 2019, se fijó como principal objetivo mejorar la relación entre infraestructura y paisaje. Se derriba la balaustrada y se sustituye el pavimento de loseta por un firme semiporoso de tierra estabilizada.

En paralelo al camino, 55cm por debajo, se define una plataforma de 150cm de ancho de tierras contenidas con un muro de gaviones y, otro medio metro por debajo, se forma una segunda plataforma del mismo ancho, en este caso realizada con tierra compactada. El sistema de plataformas establece un vínculo con el paisaje agrícola de 'feixes' (bancales) característico del lugar y permite resolver el desnivel sin necesidad de barandillas. La sección tipo queda puntualmente alterada por la presencia de 8 escaleras, situadas aproximadamente cada 50 metros, 30 asientos que invitan a utilizar el desnivel como una grada orientada al paisaje fluvial y 43 alcorques para la plantación de arbolado de alineación. La construcción se resuelve con recursos locales y de bajo impacto: piedra -en parte reciclada del derribo y en parte procedente de una cantera local-, tierra -casi al 100% reutilizada de la excavación-, madera y materia orgánica.