Un pequeño poblado con casitas individuales definía a la perfección el carácter singular de la familia, la cual orientó desde el principio el camino a seguir.
Fragmentar el programa en piezas de distinto tamaño permite controlar la escala de la nueva edificación y la relación con el paisaje, así como resolver eficazmente el programa.
El conjunto lo forman siete pequeñas casas destinadas a los cinco dormitorios (dos de ellos unidos en un único volumen), el garaje, una habitación exterior cubierta y una principal común.
Cada casa-dormitorio es un espacio dentro del cual se incluye un mueble más bajo donde se sitúa el acceso con un armario, el aseo, el lavabo y la ducha.
En el espacio intermedio entre el mueble y la cubierta se genera un altillo al cual se puede acceder mediante una escalera portátil que permite el acceso controlado para el juego de los niños.
De esta forma las funciones específicas como dormir, cocinar-estar-lavar o aparcar, se albergan en cajas de madera autónomas funcional, formal y estructuralmente.
Las casas están conectadas por un espacio exterior continuo y de relación, que se extiende a modo de colchón entre las diferentes edificaciones, con diferentes dimensiones y en el que se puede estar, correr o jugar El resultado es arbitrario ya que no depende tanto de una disposición concreta de las piezas como de unas reglas que definen la forma de relacionarse entre ellas (separar, deslizar, rotar).
Colaboradores: Dirección de Obra: Joao Filipe Agostinho Resende (Arquitecto Local).
Arquitecto técnico: Dirección de obra: Joao Miguel Matos Mota (Ingenierio Local)
Contratista: ECM-Engenharia e Construçao LDA