Los jardines Antònia Vilàs se encuentran en el barrio de la Barceloneta, en un solar que limita dos calles y dos edificios residenciales.

El Ayuntamiento de Barcelona plantea crear un nuevo espacio público mediante un proceso de participación ciudadana del que se genera unas necesidades.

El proyecto se plantea como una sucesión de espacios con una serie de elementos susceptibles de ser elementos de juego que se sitúan estratégicamente en este solar alargado.

Esta sucesión de espacios configura un recorrido de pavimento en zigzag que cruza todo el jardín haciéndolo accesible.

Los diferentes episodios tienen la voluntad de recrear experiencias que se puedan tener en un jardín.

Es en este sentido un alegato del espacio público como un lugar donde niños y adultos puedan encontrar y vivir experiencias libremente. La vegetación es uno de los materiales con mayor presencia en el lugar; las alfombras de vegetación crean las diferentes atmósferas de las escenas.

En los límites longitudinales, un seto vegetal de eugenia, granados, choisias y membrillo del Japón nos separa de los vecinos.

La vegetación aérea mayoritariamente caduca a base de tamarindos y sóforas, la palmera y la pérgola vegetal de glicina y bignonia, filtrará la luz solar y generará privacidad respecto visiones vecinas y una buena atmósfera en el jardín. El cromatismo del jardín varía a lo largo de todo el año potenciando así la idea de diferentes episodios.

El cromatismo vegetal se suma al de los de los elementos, pavimentos e iluminación donde los colores están claramente presentes.