El proyecto tiene como objetivo la rehabilitación de las antiguas escuelas modernistas, un edificio que se encontraba en desuso y en estado de degradación, para albergar un nuevo centro cultural.
El programa requerido superaba la superficie del edificio y obligó a pensar en una ampliación con un nuevo cuerpo. La primera decisión que se tomó fue reivindicar el edificio existente, haciendo uso de la fachada de la plaza como fachada pública y entrada principal.
La segunda apuesta fue aprovechar la pendiente entre los límites del solar para construir un nivel semisoterrado, ampliando el nivel del patio y "reemplazando" la antigua valla.
La base unifica lo nuevo y lo antiguo y permite agregar una importante superficie construida sin alterar visualmente el entorno urbano. El programa se completa con un volumen que descansa sobre la base, detrás del edificio histórico, sin tocarlo, dejando entre dos patios que permiten que la luz llegue a la planta inferior.
Finalmente, se construye un segundo cuerpo junto a la fachada trasera, muy modificada a lo largo de los años, resolviendo el núcleo de comunicación vertical entre los tres niveles.
La posición de los dos cuerpos permite mantener el patio central como el espacio que articula el conjunto. Mientras que el edificio histórico se restaura de forma respetuosa, los nuevos cuerpos se formalizan con un lenguaje contemporáneo a partir del diálogo con el existente en cuanto a tonalidades, ritmos y sistematización compositiva, asegurando la continuidad del conjunto, sin negar los valores históricos del edificio original.
Colaboradores: Brisa Martínez, Arquitectura. Núria Serrano, Arquitectura.
Arquitecto técnico: Manel Marin.
Otros técnicos: Manel Fernàndez, Estructuras. Lluis J. Duart, Instalaciones. Ignasi Bonet, Equipamento. Miquel Milian, Presupuesto. Ana Bono, Seguridad y Salud.
Contratista: COBRA / Tabaquista