No destacar, adaptarse a la topografía, diluirse en el paisaje, formar parte del paisaje, ser paisaje, estas son las premisas principales del proyecto.
Una geometría sencilla y un volumen compacto son el resultado de una vivienda que intenta pasar desapercibida, que aprovecha el desnivel propio de la parcela y se incrusta en el terreno con tal de permitir las vistas desde la calle.
Con la voluntad de integrarse en el paisaje se propone una cubierta vegetal, sembrada de hierbas y arbustos autóctonos.
Con la misma intención, los muros perimetrales de la casa serán de hormigón ciclópeo, construidos con piedra extraída del propio terreno.
La casa no quiere ser un volumen inmaculado y reluciente, no quiere ser falsamente joven, no quiere ser contemplada pasivamente.
La casa quiere tener texturas y arrugas, quiere ser capaz de absorber la pátina del tiempo, quiere ser vivida activamente, tal y como pasa con las construcciones tradicionales. La casa patio forma parte de la tradición arquitectónica mediterránea.
El proyecto no hace más que continuar esta tradición acercándola a nuestros días.
El proyecto se organiza alrededor de un patio que es heredero de los pretéritos implúviums romanos, que es hermano de los claustros de las posesiones o de los patios decimonónicos del centro de Palma.
El patio es un elemento de control climático a la vez que espacio de encuentro y estar.
El patio forma parte de nuestra auténtica tradición.
Colaboradores: Toni Ramis, Arquitecto. Tomeu Mateu, Arquitecto. Sergi Altarriba, Cálculo Estructura.
Arquitecto técnico: Luis Rivas Solanas.
Contratista: Repack