La alta demanda habitacional y la rentabilidad del alquiler vacacional en el “lleno” centro histórico de Málaga conlleva a la conversión de una casa entre medianeras del siglo XVIII, de trazas y muros de mampostería y ladrillo irregulares, en tres viviendas, manteniendo la estructura, el volumen y los valores arquitectónicos de la casa original.
Lejos de ser una actuación puramente comercial y especulativa, esta transformación se lleva a cabo mediante un preciso ejercicio de reordenación de la heterogeneidad espacial encontrada y un tratamiento material selectivo y cuidado de la construcción existente. Las nuevas viviendas se entrelazan tridimensionalmente creando un maclado informe dentro del contenedor espacial existente que se desarrolla en las dos plantas desde la entrada, el patio, las galerías, los salones de techos altos de madera, las dos fachadas y las terrazas en cubierta, dotándolas de las virtudes que estos lugares han aportado a la vida en la casa desde su origen.
Se conservan los muros, forjados y cubiertas, y los materiales nuevos introducidos se manifiestan mediante una expresa honestidad constructiva mediante perfiles metálicos coloreados y forjados de madera de pino, acentuando el contraste entre lo original y lo nuevo. A pesar de las limitaciones de la construcción existente y el estricto programa exigido, los nuevos usuarios experimentan, gracias a la amplitud, la longitud de sus recorridos interiores y la diversidad espacial de sus recorridos interiores, la sensación de seguir habitando una casa amplia y luminosa, con dos fachadas en esquina, patio central y terraza.
Colaboradores: Daniel Usero (Arquitecto), Elena López (Arquitecta), Maria Estrada (Estudiante de arquitectura).