El paisaje como contexto La parcela se sitúa en el Valle de Egüés en Navarra.
Ésta, de planta sensiblemente rectangular, presenta una topografía muy pronunciada con un desnivel entre sus extremos de 16 metros en la dirección este_oeste. La vivienda frente al paisaje se fragmenta buscando por un lado un buen asentamiento en la pendiente y por otro una presencia discreta mediante una volumetría sencilla, de escala amable y cercana. El proyecto se desarrolla en dos plantas: una a cota de calle en su nivel superior con el programa de día de la vivienda y otra en un nivel inferior con el programa más privado.
Ambas vinculadas, disfrutando y protegiéndose con la dimensión del territorio al que se enfrentan. El ámbito inferior se materializada como un zócalo comprimido que permita un habitar de forma más recogida, frente al nivel superior que se conforma como un gran espacio_ventana para el disfrute del horizonte y las agradables vistas lejanas.
Este basamento además genera un plano horizontal ajardinado para el volumen superior al que cede todo el protagonismo.
La casa, desde su traza y su materialidad, pretende quedar relacionada con la medida del lugar, como una sencilla pieza blanca de hormigón en el paisaje.
Y al mismo tiempo desde su forma elemental, casi arquetípica, responde con radical inmediatez frente al lluvioso clima navarro como la natural configuración de un volumen primario habitado frente al agua.
Colaboradores: Fernando Royo.
Arquitecto técnico: Mikel Larumbe.
Contratista: CBM construcciones