Ruesta es una ruina, una hermosa ruina, testimonio de una importante historia que pide ser preservada, que hace que todos los que lo visitan se enamoren, y que pone de manifiesto una realidad territorial: la de una España deshabitada.
La construcción del embalse de Yesa en los años 60 supuso la expropiación de campos de cultivo, y posteriormente sus casas.
Esto provocaría un declive no solo social sino también patrimonial, planteando serias dudas sobre la tutela de un ingente patrimonio cultural y paisajístico, sometido al abandono, al expolio, y al avance de la recolonización natural.
Desde entonces el rodaje de La Vaquilla y la cesión al sindicato CGT la han mantenido agonizante, siendo la mayor esperanza de vida hoy para Ruesta el paso de la línea francesa del Camino de Santiago, ejemplo de intercambio cultural.
Junto con la Confederación Hidrográfica del Ebro y el Gobierno de Aragón hemos emprendido una serie de actuaciones que comenzaron con un Plan de Restauración del núcleo urbano, las obras de consolidación de la calle del Centro (el vital paso del Camino de Santiago), la recuperación de varias ermitas, y la propuesta de un camping en las ruinas consolidadas como modelo sensato de rehabi(li)tación del turismo nómada que por allí cae o pasa.
No se trata de evitar el avance de la ruina ni la devolución de toda la materia arquitectónica al suelo del que pertenece, sino de proponer nuevos modos de habitar el tiempo fugaz de un lugar en el Camino de Santiago.
Colaboradores: Alejandro Alda, Giorgio Bernardi, Valeria Gasparini, Iván P.Martín, Laura Martínez.
Arquitecto técnico: Pablo Sebastián Franco.
Otros técnicos: Raquel Ornat, José Luis Cano, Patrocinio Jimeno, Miguel Sobaberas.
Contratista: Damarim SL, Rubio Morte SL