Los padres de los JEC compraron un pequeño mas autoconstruido de dos plantas en las afueras de Reus en 1975.

El padre, utilizando sus habilidades manuales de relojero, pasaba su tiempo libre ensamblando, soldando, atornillando y cultivando todo tipo de habitaciones, barracas, cabañas, refugios, porches y umbráculos.

Pacientemente, fue construyendo una casa al aire libre, un segundo hogar abierto alrededor del mas originario.

La familia vivió durante años entre obras perennes.

En 2015 el padre murió y el lugar se deshabitó.

Un año después de su muerte, el hijo, la joven y su hija -los JEC- decidieron volver a casa.

Nos vinieron a ver con una única petición, querían vivir en planta baja, y una pregunta: era mejor rehabilitar el mas o derribarlo y construir una casa nueva? Qué hace que este lugar sea habitable? Su valor fundamental no era el mas.

Aunque su estructura heterogénea estaba en bastante buena forma, lo que lo hacía extraordinario eran las estructuras autoconstruidas y plantadas en el jardín.

Como podíamos no devastar estos modos de vida y de afecto? Para conseguirlo, no dejamos el mas intacto ni lo derribamos por completo.

Construimos más aire habitable en el peor lado de la finca, donde la ampliación refleja los porches existentes, ligera como ellos, hecha de paneles CLT, tubos delgados de acero, y corcho.

Destripamos el interior del mas, borrando cualquier memoria y traza de programa o uso definido: la cocina, los aseos y los dormitorios.

Lo que ha quedado es un interior con una buena inercia térmica y una chimenea noruega.

A su alrededor, fuera, la domesticidad recordada.