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La pandemia nos recuerda la interdependencia de nuestras sociedades, y no hay duda de que el desafío al que se enfrenta la humanidad es el cambio climático, que requiere colaboraciones transnacionales a gran escala para revertirlo.

Las migraciones climáticas son las consecuencias de los regímenes hídricos alterados con sequías, inundaciones, huracanes, aumento del nivel del mar, contaminación de los océanos y las cuencas hidrográficas a gran escala.

Este ciclo alterado del agua afecta a todos los sistemas vivos de los que depende la vida.

Los territorios y ciudades urbanizados deben situar el ciclo del agua y los sistemas de vida asociados como motores de la reforma urbana.

El urbanismo -como ciencia de las ciudades- es un campo operativo importante para que las sociedades se adapten a corto plazo y reviertan a largo plazo el cambio climático.

El desarrollo urbano impulsado por el mercado hegemónico tiene una mentalidad a corto plazo, no está interesado en la ecología y conduce rápidamente el dinero a los poseedores de dinero, lo que aumenta la desigualdad social.

Dejar atrás este modelo de desarrollo urbano neoliberal es urgente.

La buena noticia es que otra forma de transformar las ciudades es posible a través del "urbanismo", una práctica multidisciplinaria desplegada en las democracias socialistas antes del advenimiento del neoliberalismo.

Recuperar y actualizar el urbanismo como práctica cultural y científica entre los arquitectos es fundamental para afrontar los retos del siglo XXI.

El urbanismo es capaz de planificar transformaciones a largo plazo y a gran escala mientras se centra en las mejoras sociales y ecológicas además de la obtención de beneficios.

Sin embargo, el enfoque del urbanismo no debe restringirse a una perspectiva monosistémica.

Se deben incorporar nuevas herramientas (legales, culturales, científicas, cartográficas, etc.) y motivaciones alternativas (reposición, cuidado, decrecimiento, etc.) como parte de una nueva economía donde la riqueza social y ecológica sea el nuevo objetivo.

El urbanismo como agente político y cultural en un contexto actual de crisis socio ecológica tiene una gran responsabilidad, especialmente en un momento de creciente erosión económica y cultural de las esferas públicas.

Se debe promover un urbanismo holístico y sistémico que se construya desde el diálogo y la colaboración, en lugar de la competencia, entre disciplinas y países.

Articular una alianza global para invertir en planes y proyectos de reforma de ciudades y territorios urbanizados puede ser parte importante de una estrategia para adaptarse a corto plazo y revertir a largo plazo el cambio climático, en un momento en el que la gobernanza pública está cada vez más desmantelada y privada de recursos. Sabiendo que el agua está en el centro de muchos aspectos metabólicos de la vida urbana, el número “Procesos urbanos, dinámica del agua y cambio climático” de la revista “ZARCH Journal of Interdisciplinary Studies in Architecture and Urbanism” quiere contribuir al debate internacional sobre el urbanismo y el ciclo del agua en territorios urbanizados.

ZARCH Journal of interdisciplinary studies in Architecture and Urbanism, no 15 (Diciembre, 2020): 2-9. ISSN 2387-0346; EISSN 2387-0346. DOI: 10.26754/ojs_zarch/zarch.2020154933
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